domingo, 24 de octubre de 2010

Se realizó seminario Por la Dignidad de las Personas Trans


El 22 de octubre se desarrolló el Seminario “Despatologizando las Identidades Trans”, en el Aula Magna de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. Durante la mañana expuso Claudia Rodríguez, activista trans, la ponencia “La potencia política de lo travesti”; Sergio Sepúlveda, psicólogo de orientación psicoanalítica lacaniana, realizó una “Reflexión en torno al diagnóstico de las identidades trans”; y Leonardo Fernández, historiador, presentó “Amarinados y tribadistas: Transgeneridad y Transexualidad en el periodo colonial”.

Claudia realizó un recorrido histórico de la presencia del travestismo y transexualidad en la sociedad en general, pasando por las culturas de pueblos originarios hasta la época actual. Y basándose en el libro de Alberto Cardín, “Guerros, chamanes y travestis”, hizo la conexión entre esta construcción y su conexión con la divinidad; finalmente plateó que lo relevante de la construcción travesti es incorporar en el discurso la experiencia sexual: “la biología no nos define, la biología no llega a ser la meta de nuestra existencia, ni tampoco el trabajo, ni la reproducción de la especie”. También destacó el papel del deseo y el placer como punto de partida del potencial político de lo travesti.

Sergio se refirió a su experiencia de trabajo en la clínica con personas trans, quienes en su mayoría aspiran a una cirugía para lo cual necesitan un certificado de “transexualidad legítima” para incorporarse a los protocolos médicos quirúrgicos. “Es sumamente llamativo y terrorífico, porque se nos atribuye un poder en tanto psicólogo de poder decir la verdad del sexo del otro.” También manifestó que “la democracia chilena está aún en falta con una política de los sexos; lamentablemente aún son mayoritarias las prácticas de violencia que vulneran los derechos de mujeres y minorías sexuales.”

Por otro lado, Leonardo, explicó que muchas veces se interpreta el pasado con los ojos del presente; también contó la historia de una mujer que transitó a la identidad de hombre como una forma de movilidad social, y cómo también hubo hombres quemados en la hoguera por prácticas sodomíticas.




Por Vanessa Naranjo Inostroza


Una larga y angosta faja


Estoy enojada con Chile, no puedo disimularlo, me sale hasta por los poros. Tanta imposición, educación clasista, razón instrumental, ausencia de ética de la libertad, castigo. No quiero más, no quiero más máscaras, me la quiero sacar; no más lentes de sol oscuros en la sombra, qué ocultan, quién se oculta. Soy un animal simbólico, pero no como ellos/ellas, qué es ésta cosa llamada Chile; no yo no vivo ahí, yo no soy de ahí, mi bandera es de múltiples colores, de un territorio donde la gente se saluda y se mira a los ojos y se pregunta cómo está, y se desea buena suerte.

Mi país es bello y su gente también. En mi país no hay sirvientes/as, en mi país podemos dormir todos/as juntos/as, en mi país nadie quiere ser como el otro/a porque cada uno/a es parte del otro/a, así como los otros/as son parte de nosotros/as. En mi país hay mariposas y lagartijas. En país el humo es sagrado y la palabra también. En mi país se escucha la voz de la Tierra.

En mi país no soy una resentida como me dice mi mamá que soy, ni loca como me dice mi hermana que soy, en mi país tengo un lugar. En mi país me quieren porque soy feminista.