La preadolescente que fui me vino a visitar. Escucha música conmigo. Qué extraños procesos, quién entiende.
De todas maneras no quiero negar nada, le doy rienda suelta a quien me quiera visitar, excepto al wecufe, que lo espanto a la primera.
Igual meto la pata, pero ya me dura menos el arrepentimiento.
Creo entender por qué me visita la preadolescente que fui, no quiere que la olvide y de paso busca consuelo y compañía de la adulta que he logrado ser.
Ahora que ya sabemos la una de la otra, podemos tomarnos de la mano y caminar juntas, agarrar vuelo y correr en las noches ochenteras y de este fin de 2010.
Azul Igaiman Quilaleo