miércoles, 28 de septiembre de 2011

Se lanzó “Eterno Deseo”, un libro de eco-espiritualidad


Con una ceremonia mapuche encabezada por María Quiñelen y su compañero José, se dio inició al lanzamiento del libro “Eterno Deseo. Reflexiones para una eco-espiritualidad” en el Centro Misioneros de los Columbanos el 26 de septiembre. Esta es la Primera Publicación 2011 de Ediciones Con-spirando y fue editada por Judy Ress y el Comité Ecológico Misioneros Laicos de Maryknoll (1992-2010).

En la ocasión se agradeció a la Red del Buen Vivir por proporcionar los recursos financieros para la publicación del libro, y a los organizadores del evento: El Colectivo Con-spirando y la Coalición Ecuménica para el Cuidado de la Creación.

Maruja González, una de las editoras se refirió al nacimiento del libro que comienza a forjarse hace 15 años con los Retiros de Ecología y Espiritualidad en la montaña en la zona de Vilches. “En realidad el motor de que nosotros empezáramos fue la hermana Helen Carpenter, una mujer muy abierta que no está ya con nosotros en Chile, era una buscadora eterna; una mujer muy arraigada en la población en el trabajo con las mujeres. Y en su propia espiritualidad siempre estaba buscando maneras de entender la presencia divina de una forma más concreta”, contó Maruja.

Comentaron el libro Sara Larrain, Directora de Chile Sustentable y Claudio Escobar, activista de Patagonia sin Represas.

Para acceder a esta publicación se puede contactar a Andrea Gálvez, (2) 2223001, contacto@conspirando.cl.


Por Vanessa Naranjo Inostroza




martes, 6 de septiembre de 2011

Quiero ser la maestra de mi vida


Sacando y sacando afuera, hasta alivianarme, aquietarme, ser una con la plenitud.


A ratos vuelvo a tropezar, a tropezarme; incluso en mis pataleos paralelos de espalda en el agua, tropiezo con mis tobillos, una o dos veces me pasó, ahora, en estos últimos días.

Cada tropiezo me vuelve a enseñar cosas nuevas de mis mismos errores, mejor dicho de mis mismos impulsos tantas veces evidenciados como “manitos de hacha”, apelativo que escuchaba dirigido hacia mi persona con muy pocos años de vida. Hoy ya no lo acepto, no me lo creo, se acabó. Nunca fui manitos de hacha.

Fui una niña que aterrizó en el “amor” de una pareja heterosexual que me concibió en diciembre de 1973, dos meses después del Golpe de Estado (sirven las matemáticas) y que por sus primeros años de vida pasó por oscuridades, vacíos, silencios, silenciamientos, dolores de guata y náuseas; comprendo ahora que estos eventos eran parte del todo, del contexto político y social que me rodeaba; y cultural, arrastrado de la colonización y mantenido también por la misma colonización que hoy impera en estos territorios.

Santiago, San Bernardo, fines de los ’70; luz y sombra. ¿Cuándo iría a ser grande para mandarme sola como me decían mis padres? ¿Cuándo sería y dónde estaba ese momento de un futuro apenas imaginado?

¡Ay mis padres! Mis dioses amados y odiados, también temidos. ¿Ahora quiénes son? o ¿quiénes fueron? ¿Quién soy yo para ellos?

Son más conocidas y familiares mis abuelas, son mis iguales, puedo conversar con ellas libremente cuando estamos solas, no son como ellos, con cascarones y sus focos fuera de foco; los experimento como personas pequeñas, no inferiores en sí mismas, pero muy enfermantemente chilenizados, les conozco lados mejores, pero se quedan en el aseguramiento de ser de acuerdo a un canon, ridículo, pero al que le han encontrado utilidad o se han sentido a salvo en él (difícil estar a salvo en una prisión).

Ahora yo soy la grande niña que llegó a su futuro de adulta a traerles cantos de libertad, retos de justicia y nuevos amaneceres.No quiero castigarlos, ya bastante tienen con su forma de ser, sólo quiero que saquen su voz verdadera, necesito escucharlos de verdad y no sus voces moldeadas, atrapadas por su “súper yo” huevón, más el de mi mamá cuyo modelo femenino con el que ha estado operando me cae como patá en la guata, y por ende, por encontrarse más directamente relacionada conmigo por la condición de mujer, me afecta más, o es evidentemente diferenciado de cómo me llega el modelo de mi papá, que por supuesto tampoco comparto.

Tendré que verlos crecer ahora yo ¿es que nunca fueron grandes? Si ha de ser así que sea; me importa que crezcan, los necesito como iguales no como los padres que fueron. Ahora son una cosa rara.

Ahora cada una/o de nosotras/os puede ser maestra/o de sí mima/o.

La simbiosis anterior cambió; no significa anularla o suprimirla, imposible porque es la génesis de esta nueva constelación, que, como el árbol contiene a la semilla que le dio su origen.Somos un árbol de cinco ramas, ellos dos, yo y mis hermanas.

Como las cinco nubes copito que viajaban hacia el norte por el oeste a la altura de sol del atardecer y sobre las lomas sensuales de mi animal sagrado gigante que reposa y reposa cerca de mí.


Por Vanessa Naranjo Inostroza






sábado, 3 de septiembre de 2011

Calentando los motores para recibir mis treinta y siete

Soy feliz muy feliz, a rabiar. Mi felicidad se ha hecho con todo; con todos mis pick, con todas mis pasiones, frustraciones, amores y dolores; con todos mis encantos y los de los/las demás; y por sobre todo con toda la experiencia de mi piel, con sus ya casi 37 años de vida extrauterina; con sus 37 veranos y primaveras, inviernos y otoños.


Soy feliz porque atesoro a mis padres en mi memoria anterior al nacimiento de mis hermanas. Soy feliz porque tengo una familia que en su cojera se levanta, que en su ceguera ve y que en su mudez habla.


Soy feliz porque sigo siendo de izquierda igual o más que antes, la historia no es lineal, me equivoqué cuando creí que estaba en un estadio más avanzado o “post” como se usa en el habla occidental. Tengo mis convicciones intactas; haber pasado por el “no lugar”, alejarme en 360 grados de partidos y formas políticas institucionalizadas y dogmáticas, y luego volver al presente de este contexto nacional de derecha, me resitúa y replanta en la historia de las luchas por cambiar la explotación, la injusticia, la estupidez y esta democracia que hace las veces de “tonto útil” servil al capital, en realidad “tonto pillo”.

Mas ahora soy feminista en búsqueda de la sabiduría de mi pueblo, de la belleza y los equilibrios, de la sensatez y la locura placentera.




Por Vanessa Naranjo Inostroza

viernes, 2 de septiembre de 2011

Para respirar hasta el fondo tengo que llorar a mares


Hace varios años –desde que empecé, y tomé la decisión de vivir, y vivir con todo lo que yo soy- que ando conmovida y conmoviéndome por la vida.

Ha sido un proceso gradual, con emociones permanentes de tristeza y melancolía al principio de este nuevo camino y distinto a los anteriores, en el que hay una consciencia diferente, en el que han emergido nuevas consciencias correspondientes a superposiciones y avances en el tiempo-espacio de mi vida. Avanzo, pero avanzo como el punto atrás de bordar, un paso hacia atrás y otro adelante; y mi propia variación, otro hacia el lado y al otro lado; uno para arriba, y otro para abajo; y otro en diagonal y otros en direcciones cuánticas, y ahí me meto en un enredo que cada vez me asusta menos y disfruto.

Ahora, en este punto del camino, y en puntos inmediata y medianamente cercanos a él, la tristeza y la melancolía han ido desapareciendo, y con este cambio ha vuelto la pasión, el amor, la alegría y una fuerza incontenible de rebeldía. Esta última fuerza hoy comienza lentamente a templarse. El volcán que me constituye comienza a amainar su erupción. Estoy volviendo a la normalidad poco a poco; a la civilización. Mi pueblo está sólo un poco cambiado, lo mínimo como para sentir que estoy en casa nuevamente. Mi cerro se ve hermoso desde este lado, luce como un gran mamífero echado cuidándonos, cuidándome. La diferencia es que ahora sé que está ahí cuidándome, y que me ha cuidado desde siempre sin que yo lo supiera y sin que nadie me lo dijera. Ahora lo sé por mi misma, nadie me lo dijo, yo lo descubrí. Gracias mi Pucará, eres muy bello y grandioso.


Por Vanessa Naranjo Inostroza