Una y otra vez vienen a mí
imágenes, paisajes urbanos de mi vida primera primera, muchos no sé si fueron
soñados o estuve ahí alguna vez, como el recuerdo de una esquina despoblada, en
su mayoría cubierta de polvo casi blanco y seco, el borde de un potrero
desierto que al fondo a su derecha y luego a la izquierda del fondo se podían
ver las casas de una población de la que
salíamos o llegábamos, parece con mi papá.
Y ahí en ese cruce parece estaba el paradero de alguna micro que pasaba
por ahí, o comenzaba ahí su recorrido o era el fin del camino. Parece que fuimos a visitar a alguien, no me
acuerdo si andaba mi mamá, a lo mejor; era yo y esa basta esquina con alguna
presencia progenitora familiar. Era en
la tarde, la hora en que el sol se pone y no se ven sus rayos, la luz era clara
pero grisácea. Parece que bajamos de la
micro en esa esquina y miramos el fondo o miré, empezamos a caminar de idea o
de vuelta.
En otra esquina, que ahora puedo
reconocer o relacionar como la esquina de Vicuña Mackenna con la Alameda, lado
poniente, estaba cubierta por tablones y una baranda de palo por donde teníamos
que pasar apegados a una pared también de tablas toda llena de publicidad, de
afiches de papel blanco, seguramente con la topcicidad de la
época, no muy distinta de los diseños de ahora, rayas, letras, rostros
femeninos con pelos parados o erizados.
Aquí como que siento más la presencia de mi mamá, parece que andaba con
ella, se siente más mirthácea esta presencia.
Este sí estoy casi segura que era
un sueño, era el edificio de una institución, parecida la bajada y color del
Servicio de Salud de Valdivia, de color celeste opaco y oscuro en contornos y
fondos, sólo que en mi sueño el edificio, de no más de tres pisos, recuerdo,
tenía una entrada grande por el costado izquierdo y otra por el frente. Se me ha venido varias veces este recuerdo,
se posa sobre mi visión actual esta imagen muy antigua de mi vida, de mi vida
que había olvidado, pero que como dice mi abuela Amelia, todo está aquí, en la
computadora. Vagamente veo una imagen
de adentro, es oscuro, parece que estoy con otra persona. Ahora se me ha venido otra imagen, la del
terminal de Victoria, creo que era de Victoria, donde llegué una vez de vuelta
de la celebración por la entrega de las tierras nuevas de la Comunidad de
Bolleco de Galvarino, en la Novena Región; era una estructura muy parecida.
El otro sueño que se me ha
posado, es mi ida a Nohualhue, sola, y en bicicleta parece, o a pie, o en mi
triciclo de niña puede ser, no sé, este sueño no es tan antiguo como los demás,
no es de mis primeros sueños, pero su contenido me remite a un tiempo extraño,
no sé si paralelo u oblicuo, sí es claramente otro espacio, es el camino a Nohualhue,
no sé si se han unido imágenes de otros sueños en éste, y recuerdo todo en uno
como piezas de un rompecabezas interdimensional. Una parte es mi avance hasta un punto donde
no puedo seguir avanzando, recuerdo parece me metí por un bosque no muy tupido,
de árboles nuevos como los hualles, claro y verde claro, no sé como salía de ahí,
o si también de vuelta pasaba por ahí, creo que sí, y estaba en un camino de
tierra rojiza terracota, estoy segura que era el camino a Nohualhue, veía las
ondulaciones del camino atravesando las lomas, avanzaba, creo, estaba todo
despejado, iluminado, no sé si había nubes, sí recuerdo el cielo celeste.
En otro momento estoy en otra parte del
camino, en una pampita, a un costado del camino, rodeada por espinos verdes o cipreses,
más pueden ser cipreses que espino, no lo sé con claridad. Estoy ahí, esperando o descansando, o tal vez
sean estas plantas con espinas y flores amarillas que había a orillas del
camino en algunos tramos en el camino real, que ahora siento un pedacito en un
flash que se me vino pasando por ahí en camioneta con la ventana abierta y
viendo la luz dura cortada por la ventana y las ramas que parecían saludar como
militares vestidos de grises verdosos al paso de la camioneta a toda velocidad
por el camino de tierra rojo terracota. Estoy
ahí, mirando, estando, hay una presencia de hombre con delantal o camisa blanca
pelado y de lentes que anda por ahí, no sé que hace, la pampita esta rodeada de
estos matorrales verdes que le dan una forma cuadriculada con una salida por la
esquina inferior izquierda al camino. No
sé si en este sueño llego a Nohuelhue, parece que no.
Esta mañana olía dulce en mi
balconcito.