viernes, 30 de marzo de 2012

Mente y cabeza


Cerrar los ojos, meditar y dejar afuera los pensamientos para vivir en mi verano interno y hacer algo con la moralidad que sustenta el control.

Respirar por el ombligo y exhalar por él y esperar y danzar con la música de las gotas de lluvia que alimentan la llegada de las flores y la primavera; mientras tanto sentir el Otoño columpiándose en el Parque Harnecker con la Nina, paseando y haciendo la hora para el momento del tarot a las seis de la tarde con un amigo livianito de sangre, con el pelo blanco.

El ermitaño y la amistad unidos, los dos amigos árboles resplandeciendo al lado del coraje de una flor maravillosa que creció entre las rocas secas.

Más abajo, con los pies en la tierra, mi pertenencia y no pertenencia a la que soy y fui, siendo también con mi trabajo a cuestas voy fluyendo, "Going with the flow”, voy fluyendo y estando con mis amigos en este viaje, aprendiendo a no posponerme y romper con las cadenas reflejadas en los espejos de la cultura.

El emperador y la emperadora, uno con los pies en la tierra y encarnado en mí; y la otra cuidando mi imperio, mientras el corazón en mi pecho sueña el amor.

Los ancestros y ancestras igual se manifiestan en la consciencia de una noche.


Vanessa y Azul
Beuachef, Valdivia 29 de marzo de 2012



viernes, 2 de marzo de 2012

Frutos


Silvia me preguntó por los frutos de este verano en una de las primeras oportunidades en que nos volvimos a ver, la verdad es que cuando lo escribí sólo intuía lo que podía pasar este verano, intuía imaginariamente los frutos de una continuidad empezada, transitada, cultivada y regada, hecha a pulso, sobresaltos, certezas con y sin fundamentos, con trabajo productivo, esclavo y también con ocio, con languideces y pasiones obstinadas, intuía sorpresas. Las tuve. 

Entre el relajamiento en casa de Delphine, en enero, toda una experiencia de limpieza, catarsis, vagar entrecomillas, descansar, y los jugos de guanábanas, mi crisis amorosa se abrió paso por entre los hilos y agujas de mis costureos hasta febrero, unos pocos momentos después que se fuera Silvia. 

Los germinados que me enseñó Ingrid y el inicio del yoga kundalini marcaban la entrada de un nuevo sentimiento, más sólido y aquilatado, en realidad no era nuevo, era más maduro, como una fruta que comienza a ponerse pintona. Si hubo un fruto, querida Silvia, es este sentimiento que se abrió paso entre las malezas espinosas de mi corazón que crecieron de un de repente, y que así como crecieron, se fueron también de un de repente porque ya no cuentan con raíces donde sostenerse. 

Los frutos de este verano son los hermosos recuerdos de cada momento compartido en esta trayectoria mía de un amor fuerte y platónico a otro momento de la evolución de este hilo que me une a ti. No olvido tu rostro, menos tus ojos y tu piel, cada día que veo tu foto, tus ojos y sonrisa me cuentan algo nuevo, un chisme, un chiste, un secreto, una historia nueva entre tú y yo.     

Azul y Vanessa