miércoles, 11 de abril de 2012

Santiago en 500 palabras


Del centro a la periferia

Del centro de mi corazón, del centro de mi población Cacique Antupillán de San Bernardo, del centro de Nohualhue, del centro de Valdivia y del centro de Mehuín; a la periferia de todos estos queques y sus hoyos, a Santiago.
Santiago Pilicho le decía mi abuela Amelia, Santiasco le dicen mis amigos valdivianos, simplemente Santiago para mí, el lugar donde estaba mi casa, luego, el lugar que olvidé y que se desplazó a la periferia de mi memoria.
Hoy, vuelvo a compartir este hoyo del queque con mis hermanos/as santiaguinos/as negados/as rodeada de cerros vivos que me hablan.

Esquinas

Vicuña Mackenna con Irarrázabal, espero micro en el paradero en esta esquina perdida en una tarde cualquiera. Las murallas de edificios viejos y de colores chillones me detienen y sostienen en la punta de un triángulo sombrío desde donde se ve la luz que viene del poniente partiendo la calle entre este punto y el mundo transitado del frente.
Esquina Larraín salida del metro, otra esquina escondida que aparece a los ojos cegados de mi visión sur céntrica, hermoso escondite en este tiempo de verano para encontrarse con las amigas que han aparecido en el último tramo de este camino.

Oh gran Santiago, hoy te celebro

Carreteras, Américo Vespucio y la Autopista Central, Panamericana todavía para mí, líneas que me han transportado en estos viajes de sur norte, norte sur, abducida por la velocidad y los destinos, nunca antes me había detenido en algún punto de estas trayectorias rectilíneas. Santiago ya no se siente tan hostil, en este Santiago Pilicho el sol del atardecer me acaricia el rostro mientras recuerdo a mi amor con todo mi amor.

Puntos cardinales

Santiago limita al Este con la casa de la Pamela –‘mami puedo ir a donde la Pamela’-, al Oeste con el Cerro Chena (mi animal sagrado), al Norte con la casa de mi abuelita Lucy, y al Sur con la feria de Yungay.
Ilimita al Este con el mundo nuevo que nace cada día, al Oeste con la tierra de mis muertos/as ya muertos/as y los/las por morir y con la tierra de mi descanso también, al Norte con las puntas de flecha clovis y al Sur con las Tres Marías.

Volví

Ahora veo más recovecos, más gente entretejiéndose entre los adobes escondidos de los derechos de las calles y edificios nuevos. En qué Santiago estuve antes cuando volví a llegar después de nacida.
Aquí, en esta vieja y nueva ciudad me descubro chora de pobla con linaje indígena, y feminista por elección en este escenario santiaguino recorrido de sur a norte, de centro a oriente, de oriente a sur oriente, y de sur oriente al centro poniente para volver al sur sur de la metrópolis.

Vanessa Naranjo Inostroza
                                                                  

Nota: Estos cuentos fueron escritos en el mes de enero de 2012 en el marco del concurso Santiago en 100 palabras.