lunes, 1 de noviembre de 2010

De vuelta a casa


De todas las veces que he llegado a mi casa, creo que ésta ha sido la que más he sentido que he llegado al fin. Al fin abro la puerta de la reja y sé que he llegado. Al fin las tardes de primavera han vuelto a ser las que eran antes de la partida. Mi mami y mi papi aún están aquí, mis hermanas nunca se fueron y tejen sus sueños por estas latitudes.

La Fiura, mi gata entre comillas, es testimonio de un ayer cercano; la mesa de centro de madera que me afirmaba cuando hacía mis experimentos en uno de los ceniceros de la casa, sigue aquí aunque ahora se tambalea un poco; y los dos platillos de porcelana con arreglos florales estampados que siempre colgaron de la pared, aún afirman los tijerales de antaño y de hoy.

Eso sí, echo de menos las baldosas de la Antupillán.