viernes, 13 de diciembre de 2013

Se me acabó la Solidaridad de Género


Profundamente molesta con mi género, con muchas de las mujeres que me rodean; con las mujeres de Santa Cruz, que me estafaron y vieron la cara, con las que actuaron amistad y quisieron “ayudarme” diciéndome “verdades” o aconsejándome como vestirme porque “yo soy bonita”, y con las fiscales, juezas y abogadas que me castigaron, negaron, revictimizaron y relegaron a lugares abyectos de esta cultura, muchas gracias a ellas.

Y muchas gracias, principalmente a mi mamá, una asesina silenciosa y voluntaria del patriarcado.  Gracias a Gladys Belmar, mi tía mayor, a Rosa Inostroza, la tercera es mi mamá, a Margoth Parra (que todavía no la saco del paréntesis), pero de que fue perversa fue perversa.  Gracias a mi abuela y bisabuela por callar y aceptar la subordinación y hacer de la manipulación desde su género una forma de vivir y trasmisible a las mujeres que descendimos de ellas.  Pues se acabó la tiranía femenina de mi familia, al menos en mí.  Se acabó la pena, la angustia y el caminar sin mirar el camino hacia atrás, hacia adelante y donde pisamos en el instante.  Hoy desoigo como nunca lo había hecho antes, y desobedezco los mandatos culturales que me han internalizado principalmente las mujeres cercanas.  Adiós tía Norma y abuelita Lucy, su subordinación se impone y se ha impuesto como la peor de las Dictaduras que se han erigido de forma directa sobre mí, y también, indirecta a través del hijo hombre que ha potenciado e impotenciado mi abuela en mi papá.

Estoy cansada de llorar de impotencia por la impunidad que me circunda, en realidad, estoy asqueada del modelo femenino en que es “mejor hacerse la tonta que andar en moto”.  Estoy hasta el tuétano de los chantajes emocionales y las voces autorizadas por el discurso patriarcal que autoriza a mujeres supuestamente que están en el “deber ser”  a recriminar a otras mujeres como nosotras u otras: hijas, vecinas, sobrinas, nietas, amigas, etc.

Por amor a mí, por amor a mi hermana más chica y también por la de al medio (que se ampara en el modelo un poco más que nosotras las rebeldes), pero por sobre todo por mi sobrinita Antonia, hoy continúo mi senda de pasión, amor y libertad por sobre todas las cosas, si no hay tía libre, no hay sobrina libre, ni sobrino.

Se acabaron las culpas, los yugos, las amenazas y las zancadillas de correligionarias en mi vida.

 ¡Qué se caiga el mundo, porque no lo voy a recoger!




lunes, 18 de noviembre de 2013

Rispiridona: una muerte involuntaria

                                                                                                                    17 de noviembre de 2013

Volví a morir; y a nacer en un mundo nuevo.  Desperté en la casa de mi mamá que también es la mía por derecho propio y ancestral.  Volví a la vida en el tiempo en que volvieron los grillos y si es que estaban antes de escucharlos permanecían en silencio; llegaron cantando alto.

En este despertar como en otros anteriores en que regresé después de los golpes del saber anestesiante de sus miedos por el hecho de ser una mujer, o, una parte al menos de ella, aspirante a invunche, o parecerse mucho a uno des estos muñequitos, personajes mitológicos cosidos en su boca y todos sus orificios, como se supone que tenemos que ser las mujeres, al menos parecerlo ante el resto, el afuera que juzga y mira nuestras vidas, prácticas y consciencia;

Desperté igual, a pesar de su omniprescencia que más veo, y sí, intuyo que es una omnipresencia para salvarse ella que a mí.  Porque así es el Patriarcado, le cose los orificios a las mujeres y madres: les entrega los hilos y agujas para que ellas mismas  zurzan eternamente de generación en generación nuestros orificios de mujeres.

Lo hicieron con mi bisabuela Rosa Maso, con mi abuela Amelia y mi mamá  y sus hermanas mayores.  Este fue el Patriarcado cristiano que se instaló en un territorio antes  de que mi existencia viniera a este mundo Sensible: llevo 39 años descosiendo estos hilos que con fuerza; y a veces débiles me han mantenido en una oscuridad no elegida. 

Son hilos  que recientemente los he detectado y visto con una claridad descarnada, pero ya sin tanto juicio contra mi madre.  Porque estoy asumiendo que las madres también se enferman y contagian con la perversión del Patriarcado que esconde su sexo retorcido en lo privado, y se muestra asexuado a la luz del día.  El viejo Patriarcado que todavía no muere, que cada tanto se apodera de los cuerpos adiestrados para su propia expresión en el presente. Yo creo que es el miedo ancestral de mi madre, negado, quizás conscientemente para salvar su propia vida en el mundo “moderno” o en “la modernidad” que ella tanto legítima.  Y que pienso que le enseñaron  que eso era lo que tenía que gustarle, ser querida porque cooperando con otros, ella recibe el reconocimiento y afecto que corresponde al de un líder representativo, de una líder que habla por los demás, que aprendió a ventríloquear como una estrategia de sobrevivencia, en un ambiente en que la construcción de la identidad mapuche de mujer estaba y está absolutamente negada.


miércoles, 21 de agosto de 2013

Por el derecho a mi felicidad y mi placer


Hoy pensé escribirte una carta para hablarte con todo el poder de mi vida hecha a tientas de mis convicciones, claro está después cuando estés bien lejos de mí, pero yo muy cerca de ti, porque nadie más que yo sabe lo que pasó entre los dos, y lo canalla que fuiste.  En esta etapa en que empezó aparecer el malestar de la herida, y en que me afirmo, y me desafirmo también aunque sea por segundos, te llamé para decirte, que tú fuiste mi única familia en Santa Cruz cuando llegué aquí: Maricón, Cobarde y Alcahuete, por decirte palabras suaves.  Claro está que la carta que te escribí hoy en el espacio de mi cuerpo-yo, no es grosera, contiene la claridad de mis pensamientos punto por punto del sueño maravilloso que se convirtió en una angustiante pesadilla, de la cual puede despertar y buscar el equilibrio; y claro está también que la carta dependerá de las resoluciones de tribunales.  Por ahora, solo este paréntesis en medio de ojalá una historia bonita de un nuevo amor.

Un amor de esos de fantasías, platónicos como los tuve por montón en estos hermosos años de renacimiento interior, de esos amores que me elevan el espíritu y que acontecen en mi imaginario, y que por supuesto, tienen una repercusión en lo real de mis circunstancias…  (se fue mi chaqueta de cuero, la acabo de vender; bien que se vaya mi pasado reciente, ya es parte de las historias que se disolverán en el tiempo infinito de no sé qué…).


Un real en forma de semilla, que anoche tomó un poco de agua, y se hinchó en un sueño  renovador de un beso que espera ser respondido, ojalá prontamente en otros brazos. 


lunes, 15 de julio de 2013

La muerte de cada día


Cada día como hoy, o mejor, cada día como hoy de antes, vuelvo a despertar en la maravillosa luz que me inunda del exterior de mi casa, y frente al verde claro del árbol que tapa toda la ventana de mi dulce y blando nuevo hogar de siempre.  Son rayos de sol que sostienen mi mañana y me mecen entre todos sus coloides antes de impulsarme hacia la alegre  y ruidosa vida cotidiana de este domingo en este pueblo nuevo que ya no lo es tanto para mí.  Poco a poco estoy sintiéndome menos ajena fuera de mi casa, y dentro, sólo en ocasiones me siento expulsada por el vacío de la presencia que no está. 

Claros y oscuros, el oscuro más oscuro y frío es el que viene de mi otro yo, el otro que no soy yo, que no sé si elegí, no lo tengo claro, quizás de ahí venga la claridad del día que me sostiene, en respuesta a una oscuridad extraña, no elegida, al menos conscientemente.  ¿Cómo cortar por lo sano? ¿o arrancar de raíz los clavos antes que se oxiden? Cada vez tengo la impresión de acercarme más a un estado de resolución  o al estado de plenitud y paz, en que todo está bien porque los traumas se fueron para no volver.  Cada vez más tengo la sensación e intuición de que tengo mi vida en mis manos, y sólo yo la tengo; y que fluiré en amor, y que hasta podré tener la oportunidad de amar y ser  amada en igualdad.  Y que ya los resabios de vidas pasadas se están extinguiendo, como exigimos que se erradique la violencia contra las mujeres.


Así como te saludé invierno, también me despido para darte una nueva bienvenida y despedirte satisfecha por mi labor realizada.  


                                                                                                                                   14 de julio de 2013

lunes, 29 de abril de 2013

Eterno dejavú


Eterno dejavú con Bolita, con Hassan y con mi papi, y yo a solas; sueños que se han repetido, muy largos, qué soñé antes; palabras con sentidos de antes, una consciencia superior, o no superior sino que diferente, el pulso de la vida.  Fumando, leyendo, deseando, fantaseando y sexuando; tarde de domingo, cómo necesitaba volver a tener algo así.  Tiempo para el placer, para la quietud, descansar y volarse, para amar.

Eterno dejavú que se me repite en el último tiempo, estoy, pero no avanzo, estoy en un punto de retorno, suspensión.  Paso a otra etapa de la vida, en la etapa misma, ya no hay retorno, la adultez es inminente, ya está aquí, con los sabores de antes, pero no como antes.  Se aleja un poco el pasado parece, da como esa sensación. 
                                                                                                                                 28 de abril de 2013



Llegó mi abuelita Amelia


Conversó de su familia, de su verdadera familia, gente, porque sus hijos parece que no fueran su familia, cuando de repente se sienta en la mesa con ellos, o está con ellos, no entiende lo que hablan o sus comportamientos; su verdadera familia es la que quedó atrás: “yo soy la última de las mohicanas”.

                                                                                                                   21 de abril de 2013

¿Querré que me echen de todos lados?


¿Querré que me echen de todos lados donde he buscado donde estar para avanzar en la vida?, en esta vida social, política y estudiantil  en la que he intentado sentirme cómoda, pero la verdad en la que siento que no lo logro, y que, hay veces como ahora, en la que siento que no estoy en mi tribu, por mucho que me haya esforzado por ser de algunas tribus, pero, creo que definitivamente no, no estoy en casa, son otras familias, otros vecinos/as, otras hierbas, y como dice el dicho javanés “otros campos, otros saltamontes”.

Si bien hubo, hay malestar, no ha sido tan quemante; qué bueno, eso significa que estoy cambiando, que mis deseos de transformación personal han dado resultado, qué siento un fruto maduro dentro de mi pecho, y que mi mente está encontrando paz, que si bien siento violencias en estos espacios y el miedo en consecuencia, hay algo que me mueve hacia adelante sin pesar, y me va mostrando el camino y un paisaje mucho más vasto y posible que el paisaje momentáneo de impresiones de espacios a los que no pertenezco.  Igualdad y diferencia, fue muy fácil aprender el significado de esta díada, su concepto y su práctica -igualdad en la diferencia- hace más de una década atrás en mis primeros aprendizajes del feminismo, con Debbie Guerra como antropóloga, feminista y compañera del Colectivo En-surando.  Llevo estos aprendizajes, ya en mi ADN, seguramente apropiados, reinterpretados y sintetizados de acuerdo a mis inclinaciones, posicionamientos, visiones, traumas y patrones.  Los llevo….

                                                                                                                              13 de marzo de 2013


lunes, 11 de marzo de 2013

Experiencia de muerte


La eternidad fue un concepto que empecé a pensar, e intentar imaginar cuando la oí en los Espacios de Conexión del Colectivo Con-spirando.  Me interesó mucho su contenido, y el sentido en que la hablaban allí; y así fue como me quedó dando vueltas en la cabeza desde el año 2010.  Quería saber de qué hablaban las personas cuando se referían a la eternidad, algo creía intuir, sus palabras me decían cosas de la eternidad, pero no me alcanzaba a dar cuenta de su significado total, eso sentía, así, de esta manera la idea de eternidad me quedó grabada en la memoria, y poco a poco me fui familiarizando con ella, hasta creía saber un poco más de ella cuando yo misma la utilizaba o escuchaba por ahí.

Un día dentro de estas mañanas, antes de levantarme y despertar del todo, continúe descansando y antes de volver a dormir caí en un espacio de suspensión, ahora pienso en la mente en blanco de la que hablaba mi abuelita Amelia muchas veces.  En ese espacio mi consciencia si bien estaba en otro estado no estaba dormida, y tuve la convicción de que estaba a un paso de morir, en realidad, en mi propia consciencia apareció una especie de advertencia de que estaba a un paso de experimentar la muerte, y que todo estaba bien, tranquilo, en calma, porque luego de experimentar la muerte, pasaría a experimentar la eternidad.  Pero de todas maneras, algo en mi consciencia me retuvo un poco, saber que se está apunto de experimentar la muerte hace que una se detenga a pensar, aunque sea un segundo; pero el sentimiento de paz era tan envolvente y profundo que me inducía a dejar todo en las manos del momento y la situación.  Y así fue que me dejé morir y pasé a sentir la eternidad, esa fue la comprensión de mi ser.  La eternidad se veía y sentía tan atractiva que decidir morir era el paso natural al goce; así fue como experimenté la eternidad como un profundo gozo de estar sumergida y suspendida en nubes.  Cuando desperté me acordé nítidamente de esta experiencia y me sentí muy feliz y agradecida. Fue la mañana del sábado 9 de marzo. 

Una experiencia con la muerte distinta a la que tuve una vez, o dos veces, hace algunos años, en que mi salud genética sobrevivió al horror de saberme muerta o fuera de este mundo.