Otro shock en Santa Cruz, esta vez con la señora Olfa, casi me hace lesa. “¿Por qué razón? Si fueron problemas económicos”, le dije, no había necesidad de engañar. Y tan deliberada e impunemente, pienso yo ahora. “Engañar como mienten los hombres para volvernos locas y hacernos dudar de nuestras vivencias y experiencias”, le dije, “quédese no más con la cama”.
Ay caramba, que está pasando en este micro cosmos.
21 de agosto del 2013