Fue un sueño más o menos largo, un medio metraje. Aparecía Juan Carlos Skewes, antropólogo, en
la Población Antupillán, de repente lo veía entrar a la casa de la señora
Hortensia, la señora que vive al frente de mi ex casa y al lado de la de la
Pamela, mi amiga. Realmente me
sorprendió ver a Juan Carlos ahí, ¿qué estaría haciendo? En otro momento del sueño, lo veía caminar
por el Pasaje 10, ahora Quintero, en dirección a la esquina del Pasaje 9, a la
altura de la casa de los hermanos Cornejo se detenía a oler la tierra, parecía
verano, así que la tierra estaba seca y polvorienta con un tono gris ocre.
Paralelamente, o a continuación, me encontraba en las calles céntricas
de Valdivia con un grupo de gente donde estaba la Vivian Sáez. Buscábamos un lugar para preparar almuerzo.
Lo divertido era que se pretendía cocinar unas cactáceas que teníamos en una
fuente con agua, yo las miraba imaginándome el sabor, un sabor medio parecido a
la parte blanca de cáscara de la sandía.
El tipo de cactáceas era de las que algunas vez trajo mi abuelita Amelia
de Imperial y que ahora están repartidas en algunos maceteros, dan unas flores
rojas preciosas. No teníamos donde
cocinarlas, así que la Vivían
tomó la decisión de ir donde la
Iris que vivía en Camilo Henríquez. Yo me daba vueltas, no sé por qué, antes de
llegar ahí. Entre todo este ajetreo, me
hacía bulto un taper grande con
tallarines con salsa de tomate.
Al terminar el sueño, estábamos un grupo de personas en una sala con
Juan Carlos, la clase empezó en inglés, algo de great dijo Juan Carlos al terminar de hablar. De todo lo que dijo entendí que había que repetir
great y dije great en voz alta. Pero
parece que entendí mal, porque me sentí haciendo el ridículo y sintiendo la
mirada y reproche del profesor y la sala.
Después explicaba en castellano que teníamos que fotocopiar el libro de
inglés.
28 de agosto del 2010