sábado, 26 de marzo de 2022

Una de las cosas buenas

El feminismo es una de las cosas buenas y trascendentales que me ha pasado, no sé qué habría sido de mi vida sin la libertad y posibilidades de creación que me otorga. El feminismo ha sido un camino de retorno a las raíces, de reconexión con mis antepasados/as y de valorar mis orígenes ancestrales desde un lugar político definido, con forma y contenido.   

El feminismo es cosa viva, materia viviente como las profundidades del océano y su cara visible, las olas. 

El pensamiento es cosa viva para mí, no soy sólo yo quien lo dice, o lo ha experimentado; también las culturas olvidadas y aplastadas por el progreso lo saben.  Es así que como pensamiento feminista, el feminismo es materia viviente, corpórea, fuente de vida y aliento; respiro, pasión, amor y una línea ancestral de mujeres subordinadas en rebeldía inconsciente de sus cuerpos y deseos. 

24 de octubre del 2010

Las Baldosas de mi casa

Soñé que estaba en una casa nueva con mi papá, al ir a barrer las baldosas las veo y digo: “son parecidas a las de las baldosas de mi ex casa en la Población Cacique Antupillán”, eran con figuritas cafés de forma de espiral chiquititas, parecidas a las figuritas de más colores que tenían las baldosas de mi casa, la diferencia es que éstas eran sólo cafés. 

Las sigo mirando y las figuritas de las baldosas de la casa nueva se empiezan a desvanecer tomando la forma y colores de las figuritas de las baldosas de la casa 0619 en el pasaje 10 de mi Población Antupillán.  

De repente le digo a mi papá “oye estamos en la casa” y mi papá me dice que mire para el frente si está ahí la casa que obviamente era la de la Pamela, “sí”, le digo. Efectivamente podía ver la casa de la Pamela, con sus ladrillos adelante y la reja. 

Me devuelvo a la pieza matrimonial donde estaba recostado mi papá, lo miro, y en su rostro veo como sus ojos se le empiezan a agrandar, uno más que el otro. 

28 de septiembre del 2010

 

Sueño con Antonita

Estábamos las dos solas con mi sobrinita, al parecer me la habían dejado encargada.  Por alguna razón teníamos que ir a buscar a la Carola que estaba en un lugar más al sur, parece que cerca de Valdivia, o en Valdivia mismo.  

Había un auto blanco como el de mi mamá, posiblemente era el de mi mamá.  Nos subíamos con la Antonia para intentar hacerlo funcionar.  Por supuesto que yo sabía que mis niveles de manejo eran menos que básicos.  Igual seguimos en la travesía, la Antonia se subía en el asiento del chofer, y yo en el del copiloto.  Le decía, Antonia, los niños no van ahí, van atrás.  La cuestión es que en alguna secuencia del sueño buscamos las llaves del auto para echarlo andar, no la encontrábamos, de repente apareció el trozo metálico entre los cachureos del ambiente. 

Finalmente, el auto partió, obviamente a mi sobrina de casi tres años el auto se le iba fuera de control, así que tomé el volante y manejé desde mi lugar de copiloto por un camino de tierra y de noche sin luna y sin estrellas, tenía prácticamente que imaginarme el camino, no veía nada, apenas algo semi oscuro entre la oscuridad.  Fue intenso, pero logré conducir,  llegamos a destino, a un lugar con sol y playa, estacionábamos el auto para ir a buscar a la Carola. 

10 de septiembre del 2010

 

Con Juan Carlos

Fue un sueño más o menos largo, un medio metraje.  Aparecía Juan Carlos Skewes, antropólogo, en la Población Antupillán, de repente lo veía entrar a la casa de la señora Hortensia, la señora que vive al frente de mi ex casa y al lado de la de la Pamela, mi amiga.  Realmente me sorprendió ver a Juan Carlos ahí, ¿qué estaría haciendo?  En otro momento del sueño, lo veía caminar por el Pasaje 10, ahora Quintero, en dirección a la esquina del Pasaje 9, a la altura de la casa de los hermanos Cornejo se detenía a oler la tierra, parecía verano, así que la tierra estaba seca y polvorienta con un tono gris ocre. 

Paralelamente, o a continuación, me encontraba en las calles céntricas de Valdivia con un grupo de gente donde estaba la Vivian Sáez.  Buscábamos un lugar para preparar almuerzo. Lo divertido era que se pretendía cocinar unas cactáceas que teníamos en una fuente con agua, yo las miraba imaginándome el sabor, un sabor medio parecido a la parte blanca de cáscara de la sandía.  El tipo de cactáceas era de las que algunas vez trajo mi abuelita Amelia de Imperial y que ahora están repartidas en algunos maceteros, dan unas flores rojas preciosas.  No teníamos donde cocinarlas, así que la Vivían tomó la decisión de ir donde la Iris que vivía en Camilo Henríquez.  Yo me daba vueltas, no sé por qué, antes de llegar ahí.  Entre todo este ajetreo, me hacía bulto un taper grande con tallarines con salsa de tomate. 

Al terminar el sueño, estábamos un grupo de personas en una sala con Juan Carlos, la clase empezó en inglés, algo de great dijo Juan Carlos al terminar de hablar.  De todo lo que dijo entendí que había que repetir great y dije great en voz alta.  Pero parece que entendí mal, porque me sentí haciendo el ridículo y sintiendo la mirada y reproche del profesor y la sala.  Después explicaba en castellano que teníamos que fotocopiar el libro de inglés.  

28 de agosto del 2010

 

Trance

Estábamos en un rito en la sala de Con-spirando, un rito con mucha energía, lo encabezaba una mujer, de aspecto robusto, parece que era morena y con atuendos parecidos a los de una machi.  Hacía sonar muy fuerte las maracas, después de un rato caía media dormida, interpreto que era un trance, fue como quedarme dormida.  Cuando me pasó eso, la machi y quienes estaban ahí se dieron cuenta porque me entregué al trance, y me parece mucho que fue como una caída al suelo.  Algo iban a hacer conmigo, se acercaron a mi lugar, sentí un poco de desconfianza, creo que me tomaron, pero en ese momento algo de mi consciencia estaba todavía allí.  Antes de que se acercaran del todo mire por entre mis piernas con la cabeza hacia abajo, como estar en cuatro patas.  Sentí miedo de que me hicieran algo violento, o algo de lo que yo no podía enterarme, fue como esa la sensación.  Mi consciencia se negaba a renunciar a ella misma, en otras palabras no me quería dejar llevar.  Fue entonces cuando desperté, y lo hice abruptamente, volví a la vigilia. 

26 de junio del 2010