viernes, 23 de abril de 2010

Soy ahora una cuarta versión de mí misma

Me acordé de un ejercicio en el taller de nuestro cuerpo-nuestro territorio, en Valdivia, donde se presentó un esbozo de una posible cuarta Vanessa. Después de dos años de aquel taller, el 2004, se presentó la ruptura entre mí y las otras, para dar inicio a la construcción de la que soy ahora.

Esta cuarta Vanessa contiene a las anteriores, la única diferencia es que ahora además de estar consciente de sus culpas, también las redime. Y en este ejercicio constante de revisión, liberación y a veces de inconscientes castigos, voy encontrando nuevas formas de ser, hacer y sentir.

Como se dice, los años no pasan en vano, y han hecho que comience a atesorar mis momentos y los coloque en las repisas de mi memoria, lugar sagrado y didáctico donde los objetos guardados se mueven de arriba abajo, de lado a lado, portando en sus desplazamientos mensajes vivificantes que aparecen en los momentos menos esperados.

El cuatro también es el número de la cultura mapuche, algo hay de eso en esta cuarta Vanessa, si es que no mucho. Nace mi blog, hago de lo que escribo algo público y vivo con el conocimiento de haber experimentado la desazón y sin razón, y su posterior transformación en un saber íntimo.

Ser una cuarta Vanessa es haber cruzado el río y mirar el horizonte y ver el camino que hay que recorrer para llegar hasta él.

Ahora, en ésta que soy, hago el ridículo y me importa menos.



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