domingo, 24 de octubre de 2010

Una larga y angosta faja


Estoy enojada con Chile, no puedo disimularlo, me sale hasta por los poros. Tanta imposición, educación clasista, razón instrumental, ausencia de ética de la libertad, castigo. No quiero más, no quiero más máscaras, me la quiero sacar; no más lentes de sol oscuros en la sombra, qué ocultan, quién se oculta. Soy un animal simbólico, pero no como ellos/ellas, qué es ésta cosa llamada Chile; no yo no vivo ahí, yo no soy de ahí, mi bandera es de múltiples colores, de un territorio donde la gente se saluda y se mira a los ojos y se pregunta cómo está, y se desea buena suerte.

Mi país es bello y su gente también. En mi país no hay sirvientes/as, en mi país podemos dormir todos/as juntos/as, en mi país nadie quiere ser como el otro/a porque cada uno/a es parte del otro/a, así como los otros/as son parte de nosotros/as. En mi país hay mariposas y lagartijas. En país el humo es sagrado y la palabra también. En mi país se escucha la voz de la Tierra.

En mi país no soy una resentida como me dice mi mamá que soy, ni loca como me dice mi hermana que soy, en mi país tengo un lugar. En mi país me quieren porque soy feminista.


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