viernes, 25 de marzo de 2022

Alacafnatalata

Alacafnatalata fue una de las mentiras más grandes que he inventado. Ya estábamos medias aburridas de jugar a los mismos juegos con la Pamela, y me parece que también estaba la Rosa. Y les dije que jugáramos a un nuevo juego qué nunca habíamos jugado.  Se llamaba alacafnatalata, tendría unos seis años, tal vez, y después de este anuncio del juego me puse a inventar sobre la marcha.  

Muy cínicamente expliqué de qué se trataba el juego y cuáles eran las reglas.  Todo salió de mi cabezota y sin mucha lógica, o de una lógica sin mucho sentido lúdico que nos llevara a algún objetivo. Lo que recuerdo es que teníamos que subir y bajar de los peldaños de cemento que sostenían la reja, que en esa oportunidad fue la reja de la casa de la Pamela por el lado de la calle, en función de ciertos colores que tenían que decir las otras.  Es lo que recuerdo a la distancia.  Lo que tengo más presente es mi desfachatez por haber jugado el papel de conocedora de este supuesto juego nuevo.  

 

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