martes, 22 de marzo de 2022

Un sapo azul enorme

Me detenía a contemplar el último decomural de la casa en la Antupillán, lo miraba y no me cansaba de mirar los jaspeaditos finitos y cafés en el fondo crema que resaltaba por las tablas café oscuro y barnizadas que estaban puestas aproximadamente, una de las otras, cada dos metros en las murallas del living-comedor. 

Andaba mi papá revoloteando por ahí, fue largo el sueño allí, andaba en las baldosas abajo del parrón, pasaban cosas y algo se rumoreaba. Ahora, no tengo nítidos los acontecimientos, hace un rato cuando desperté en la mañana los tenía un poco más claros. 

En otro momento del sueño me desplazaba por una pileta con agua donde había peces de colores, metía la mano y los intentaba tomar, a los más grandes que eran del tamaño de mi dedo no los podía agarrar, pero finalmente tomaba en mi mano, con agua y todo, a uno chiquitito chiquitito que se movía.  Antes de esto, por la orilla de la pileta, vi un bulto azuloso oscuro, cuando de repente este bulto se mueve se da la media vuelta y se muestra en todo su esplendor, un sapo con ojos grandes como de buey manzanero, me miró y se desplazó cruzando la pileta hasta el otro lado.  Era un sapo azul enorme, como del porte de un conejo, más gordo y ancho.  Nunca en mi vida había visto un sapo azul, ni en sueños.  Grata sorpresa me dio este animal. 

9 de abril del 2010

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