domingo, 27 de marzo de 2022

Año nuevo

Invité a la Maya a pasar este año nuevo a la casa, claro que no lo pasamos aquí porque el Manuel el papá del Jano, el pololo de la Fabi, invitó a mi mamá a pasarlo con ellos, mi mamá le dijo que yo tenía una amiga invitada. 

En el camino a la parcela, dentro del auto de mi mamá, yo manifesté que tenía ganas de pelear, y la verdad era una energía que sentía yo creo de rabia hacia mi hermana por sus comportamientos del último tiempo, esa cosa de ser media hueca, el reggaeton, su vicio del cigarro, su flojera y no atinar con las cosas domésticas de la casa, su inconsciencia, sus falsas seguridades, que supuestamente veo que tiene.  Estaba enojada con mi hermana, y también había establecido distancia con el Manuel en el último tiempo, porque no quería tener que cultivar una relación en quienes veía un peligro para mi hermana, tanto porque el Manuel y el Jano fuman como carretoneros, y eso para mí es indicador de algo, porque yo también en algún momento fumé así, por lo tanto podía identificar el síntoma de un malestar y vacío en sus vidas, manifiesto en el vicio del cigarro.  Sospecho del origen de sus ingresos, no me explico de dónde el Manuel saca la plata, para parcela, autos caros, si no tiene una profesión, y tampoco es empresario.  Mis sospechas se vieron confirmadas cuando el año pasado, toda la familia, con Fabi incluida, fueron detenidos por policía de investigaciones por vender ropa falsificada.  Tremenda evidencia.  Y mi mamá para variar, haciéndose la tonta, bajándole el perfil, y creyéndole al Manuel que ellos no sabían y que los responsables eran otros.  Así que tenía rabia acumulada por toda la situación de hipocresía y apariencia muy propia de esta asquerosa cultura chilena, de la cual también soy parte porque vivo en estos espacios sociales, y me toca y juego el papel de la mala de la película, que en todo caso lo prefiero antes de consentir tanta estupidez.  

No digo que el Manuel sea una mala persona, y menos su familia, sólo que sospecho de prácticas ilícitas para conseguir estatus y bienestar económico que pasa los límites de una familia de clase media.  A veces me da hasta pena, porque veo al Manuel hacerse el simpático con nosotras, como que algo quiere conseguir, no sé, aceptación, cariño.  Quizás sea eso que inconscientemente sienta mi mamá y actúa en consecuencia de su rol tradicional de acoger y aceptar, y entre medio le pasan gato por liebre, y ni siquiera se da cuenta, que es lo peor.  También tengo mis sospechas por el sistema familiar de ellos, hay dos mujeres adultas en la familia, una de ellas es más silente que la otra, la hija de la esposa de Manuel.  De alguna manera las veo en función de los deseos de Manuel, ellas no tienen ingresos al parecer.  El Jano es el brazo derecho de su padre, y por los mismos comentarios de mi hermana he sabido que hay dominación del padre al hijo, algo que parece ha enojado a la Fabi.  Entonces con todos estos antecedentes que sostienen mis sospechas no puedo moverme sino con cautela, y a sabiendas del terreno que piso con mis emociones a flor de piel.  

En el auto me censuraron mis ganas de pelear, la Maya me dijo que ella se devolvería si había mala onda, algo así, mi mamá por su lado igual me censuró, y la Fabi parece que también.  

Llegamos, entré y me comporté como una señorita, me senté en el sillón a descansar, porque en los últimos días, incluso ese mismo 31 había trabajado limpiando y ordenando la casa, y mis cosas.  La casa del Manuel es una casona colonial, grande y bonita, en el living arriba en el techo hay unos palos grandes gruesos muy bonitos de mirar, así que me quedé mirándolos y sintiéndome que estaba en algún rincón del mundo. 

Lentamente me fui incorporando al rito del asado, la Maya ahí ya estaba incorporada, llegó el Manuel y el Jano, y le empezaron a poner color con el asado, salieron los traguitos.  Después nos sentamos a la mesa de “Té Club”, estaba muy bonito, la Daniela, había puesto unos pocillitos para las velas que llevó la Maya.  Estábamos todos en paz, sentados en la mesa, se generó un silencio espontáneo, y me tomé la palabra para agradecer la cena, después habló el Manuel también en la misma línea. Y nos servimos tranquilos/as, con una grata conversación.  Recuerdo que la Fabi mencionó la palabra momio, en un sentido distinto al que se conoce en el ámbito político del ayer, le expliqué que significaba en este sentido. 

Después se puso música, bailamos y cantamos con el karaoke, después de un rato de haberme pegado unas pestañadas, miro a mi alrededor, y estaban cantando la Daniela, su mamá y la Maya, pero en esta mirada, no ví a mi mamá ni a la Fabi.  Pregunté media somnolienta donde estaban, y alguien me dijo que por allá adentro en una pieza.  Pues claro, estaban ahí, algo raro pasaba, la Fabi se había curado y mi mamá estaba tratando de calmarla, porque hay que decirlo, las curaderas de mi hermana son con cuática.  

No recuerdo como salieron de la pieza, la cosa es que la población que estaba en el living con la funcia del karaoke vio interrumpido su canto.  Decidimos irnos con mi mamá, no sé bien de dónde salió la iniciativa, la cosa es que ahí empezó el show.  La Fabi se puso a pelear con el Jano, se tiró a pegarle, y entre medio se puso la Chavela su mamá, y le dijo “eh, cuidado que es mi hijo, por aquí no pasas”.  Yo estaba furia con mi hermana por su comportamiento, porque era incapaz de ver que estaba saliendo desfavorecida, porque estaba en la casa del Jano con la familia del Jano, o sea, los locales eran ellos. 

“Te voy a dejar Mirtha, le dijo el Manuel a mi mamá”, y ahí intervine yo, mi mamá ya se estaba subiendo al auto, y le dije que no, que nos fuéramos en el auto de ella, en el que llegamos.  No vi ninguna razón de porque tenían que ir a dejarnos si el problema no era ese, y me molestó mucho que mi mamá de alguna manera estuviera dejando la situación en manos de ellos, algo que venía observando de su comportamiento respecto a la Fabi en otras ocasiones, específicamente cuando estuvo en uno de sus varios episodios de rebeldía, y le contaba al Manuel la situación cómo pidiéndole una ayudadita.  

Logramos subirnos al auto de mi mamá con dificultad por el escándalo de la Fabi, cuando estábamos a punto de salir de la parcela, la Fabiana se acordó de su celular, y se bajó, siguió con el escándalo, no me contuve, me bajé, forcejeamos, y en eso me agarra de las mechas, no me suelta, se mete la Daniela, se baja mi mamá dice no, también se mete, cuando de repente la Fabiana la empuja, y mi mamá rebota en el suelo detrás del auto. Por fin me suelta la Fabiana, me agarra la ira, y le doy sus buenos coscachos en la cabeza en respuesta a mi dolor.  La Daniela ayuda a recoger a mi mamá, llega el Manuel, también la ayuda, yo no la ayudo ni un poco porque me quedé viendo la situación, además sentí que mi mamá estaba usando un poco su caída para distraer.  

No sé a causa de que el Manuel me increpa y me dice que no se le pega a los curaos, le contesto y le digo que no puede compararme, me indignó su comentario, porque sentí que el Manuel estaba aprovechando la situación para agredirme.  No sé por qué después me dice que en su casa nunca había pasado eso “lo dudo”, le dije, y se indignó él, “aquí nunca toman trago los chiquillos”, no me refería a eso, le dije, “me refería a las peleas del Jano y la Fabi”. También, en un momento le dije que no era la primera vez que pasaba esto, que otras veces también había habido golpes de la Fabiana hacia mi mamá, y mi mamá, ya en pie dijo que nunca que es la primera vez “no mamá, no es la primera vez”, le respondo.  Bueno en fin.  La cosa es que la Fabiana se quedó y mi mamá nos vino a dejar a la Maya y a mí.   Después mi mamá quiso volver, llamó al Manuel media lloriqueando, me volví a indignar, le dije que dejara de llorar, la Maya pregunto si se baja del auto, le dije, cómo quieras Maya. 

Mi mamá había quedado bien amoratada y golpeada en las nalgas y en la cabeza, todavía hoy tiene las marcas en el cuerpo, fue bien fuerte el porrazo.  Nos quedamos solas con la Maya, conversamos un poco lo sucedido.  En la mañana siguiente seguimos conversando, me manifestó por lo menos dos cosas, una, que mi mamá tiene el síndrome de la mujer golpeada, y dos, que mi intervención fue desde la violencia.  Me quedé reflexionando las dos cosas, la segunda más que la primera, porque me afectaba directamente.  Finalmente, me quedé tranquila con mi actuación, y tranquila con mi consciencia, porque mi intención nunca fue dañar a mi hermana, sino que había sido como que mi hermana estaba buscando una especie de oposición, y yo caí redondita, y fue lo que hice.  En el fondo creo que asumí el rol masculino que hubiera asumido mi papá en esta situación, eso pienso ahora, en ese momento sólo actúe en consecuencia de que había que hacer algo y nadie hacía nada, pues entonces me involucré en este lío, sin mayores precauciones ni estimaciones de consecuencias, sólo me metí porque ya no podía hacerme la tonta y esperar que la divina providencia hiciera algo.  

Pues bien, cómo siempre o cómo muchas veces me ha pasado, parece que volví a ser la mala de la película, o como le conviene a los otros, a la que se le apunta con el dedo, porque se exculpan de sus participaciones cualquiera que estás hayan sido, porque es muy fácil culpar a quién esté más expuesto al escrutinio.  Pero en mi fuero interno, estaba muy tranquila conmigo misma, después de un análisis crítico por supuesto y considerando la opinión de la Maya, que claro, desde afuera es muy razonable, y si fuera de fierro, también.  Pero resulta que corre sangre caliente por mis venas, y reaccioné, y cada cosa que hice y dije, tiene una razón de ser.  

Hay hilos invisibles en los que estaba sostenida, sólo yo sabía que estaban, todo lo puedo explicar, y sí creo que mi mamá en algo tiene el síndrome de la mujer golpeada.  Y en este sentido, también actúe considerando que mi mama debía haber ejercido un rol más activo, y que como en casi todas las cosas familiares, nunca lo hizo.  Así que mi fuerza se reveló en distintas direcciones.  Me hizo muy bien, aunque haya metido la pata, fui yo misma, y no la voz de lo supuestamente correcto que viene señalado de afuera.  

Aprendizaje, sí por supuesto, como todo lo que estoy aprendiendo y reaprendiendo en este tiempo de regreso a la vida social y de vuelta a la cultura. 

9 de enero del 2011

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