domingo, 27 de marzo de 2022

Pasando el Puente Cau Cau

Lo más valioso que tengo es mi propia vida, tengo mucho que escribir sobre ella, mis viajes y vida en Niebla.  El verde de Valdivia es maravilloso, estoy nuevamente aquí, en estas tierras, con el sol encima y el verde reflectándome, y el rojo de los notros también. Tengo un hambre en el estómago, un ardor nervioso y un grito por salir de mi garganta que espera su momento. 

En la micro a Niebla iba con el Belcha, nos habíamos encontrado en el Café Moro.  Hablamos después de casi 11 años.  Nos pusimos a medias al día, especulo con información nuestra que se puede contar así a grandes rasgos y que supuestamente no hace daño. Me tomé un té del bosque, y él, el segundo café.  Teníamos la posibilidad de quedarnos almorzar ahí, pero no quise, le dije que no me gusta estar mucho rato en un mismo lugar. 

Cuando había entrado al Café, vi que estaba sentado al fondo con un notebook abierto.  Me acerqué, se paró para saludarme, intentó por un lado de la mesa, estaba obstaculizado por la silla, y después se fue por el otro lado de la mesa, donde también había una silla obstaculizando, estaba arrinconado, lo ayudé a correr la silla.  Finalmente nos saludamos con un abrazo. 

Me senté y usé su computador, por supuesto con cautela y un poco de desconfianza.  Revisé mi correo con un poco de dificultad para ver el google groups.  En ese momento justo me habló la Paula Aliaga por el chat del gmail, así que aproveché de decirle que estaba en Valdivia y que nos juntáramos.  También llegó en ese momento la Yasna al Café, una niña que había conocido en la casa de la Iris Figueroa cuando le arrendaba una pieza, fue muy bueno, porque así no me sentía tan sola ahí. 

Conversamos sobre sus ideas escritas en un libro sobre los mapuche y el apoyo de los no mapuche, se supone que es un libro secreto donde lo que dice es muy fuerte para los no mapuche.  Y sobre los mapuche creo que dice que si ellos/as no cambian sus prácticas o no practican su cultura, van a desaparecer en 20 años, esto fue algo que me había manifestado por mensajes en facebook.  También me dijo algo con lo que estoy en absoluto desacuerdo, y que esto si se supone que es top secret, que los mapuche deberían aliarse con quienes de alguna manera habían aprendido de ellos, y habían tomado mucho de su cultura, los militares.  En este punto, le dije, nada que venga de la violencia como propuesta para la problemática mapuche. 

Entre medio le dije, “oye, murió Guido Mutis”, entonces me dijo, “murió mi mamá”, “¡No!”, le dije y me tomé la cara con mis dos manos.  Me contó que estuvo con ella hasta los últimos momentos y que había muerto de dolor porque se le reventaron las venas en el estómago.  También me contó de sus hermanos, que la Maite se veía a escondida con su pareja o ex pareja, y que el Piru pronunció un discurso para el velorio o funeral de la señora Eliana.  También me preguntó si sabía que se había muerto la Silvana, le dije que sí.  Entonces me aclaró con especial esmero que no se había muerto por sobre dosis, sino que fue porque simplemente no quiso seguir viviendo, entonces fue algo así como que automáticamente dejó de existir. 

Pagué la cuenta porque el Belcha no tenía plata, había pedido fiado, incluso el posible almuerzo.  Decidí que sería bueno ir a Niebla.  Quise pasar a la Feria Fluvial, compré una lechuga, un paquete de habas, rabanitos y paltas.  En el Bigger Express compré un paquete de aceitunas, el Belcha compró pan y chuletas.  Cuando estuve adentro de este supermercado, recordé la última vez que había estado ahí, y que creo fue cuando tuve la gran crisis y me vi perdida en el tiempo y en el espacio dentro de este lugar.  Caminé reconociendo este nuevo tiempo, en este mismo lugar para caminar y dejar atrás el trauma de la sin razón, o de las otras razones que me colocaron fuera del mundo convencional. 

Tomamos la micro 20, justo estaba en el paradero esperando la micro un historiador que vive en Niebla, el Belcha me preguntó si lo conocía, le dije que lo había visto por ahí, se sentó junto a él al fondo de la micro, yo un poco más adelante.  Cuando se desocupó el primer asiento al lado derecho, me paré y me fui a sentar allí, al lado de la ventana para ver la exuberancia del paisaje. 

26 de octubre del 2010

 

 

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