Fue costoso, pero lo hice. Me
libré de la intermediación entre mi papá y mi mamá por el tema de la
plata. Antes de que empezara “Los años
soñados” en el cine Tobalaba, tomé mi celular para apagarlo y veo en la
pantalla una llamada perdida de mi papá.
Lo llamé de vuelta y me contestó con su voz media de pito que pone como
que no quiebra un huevo. Como ya lo
conozco, su voz me habla de algo que no está muy bien dentro de él. Pero, luego me dice que llamó a la Fabi y no
la encontró. Yo de vuelta le digo que
Hace mucho tiempo que deberían haberse separado las cosas y mi papá haberse entendido directamente con mi mamá por el dinero. Lo mejor de todo es que ahora me siento liviana, sin un peso. Dejé de jugar a la mediadora. Ya no quiero escuchar comentarios a mi consciencia de ninguno de los dos. Ahora tengo que ir asumiendo otras responsabilidades, responsabilidades que tienen que ver con mis elecciones.
29 de mayo del 2008
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