jueves, 24 de marzo de 2022

El Viaducto del Malleco

En el sueño estaba la Antupillán, la casa de la Pamela y la mía.  Me enteraba que la Pamela se quedaría ahí para siempre, pensaba en que mi casa también estaría de alguna forma ahí para siempre.  

Estaba de noche, y en la parte de adelante de la casa de la Rosa había un pequeño charco de agua, una fuente natural de agua.  Metía la mano ahí y en el momento en que lo hacía se disipaba la capa de polvo que tapaba el fondo. En este instante se podía ver los pececitos chiquititos oscuros, como los que están a la orilla de los ríos y de los lagos en el sur de Chile.  

La Antonia también aparecía en el sueño, aparecíamos las dos en un lugar como en una parcela, un lugar medio lujoso y caro.  Antonia tenía un celular, era el mismo modelo que perdí  y que me había regalado la Carola.  Antonia recibía una llamada de su hermano que en el sueño era el Patricio, y después el Daniel, mis primos.  Ella respondía y hablaba normalmente.  Cuando intento hablar por el celular la comunicación se corta mientras Antonia me pasa el celular.  En el sueño, ambas teníamos que viajar, subirnos a un bus para ir a un lugar donde estaban todos. 

Finalmente me terminaba subiendo a un bus del Transantiago.  Pasaba, y no me veía uno de mis amigos que estaba a la pasada del bus.  Entre medio me contaba alguien que el tren que iba a un lugar lejano, de repente se detuvo en plena línea férrea, justo sobre la infraestructura muy similar al Viaducto del Malleco.  En esta circunstancia la gente se ponía a mirar para abajo y el tren se daba un poco vuelta.      

18 de mayo del 2010

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