sábado, 19 de marzo de 2022

Algo me pasa con el escribir

Cada vez que intento escribir o tengo el impulso de hacerlo me aborda un temor indescriptible.  Quizás sea común a otras personas.  Pero lo cierto es que a mí me ha acarreado varios problemas, entre ellos y, bien importante, es la escritura de mi tesis. 

En el caso de la tesis es un miedo a exponerme, a desnudarme, es como eso.  Y desnudar mis temores, es muy contradictorio, pero eso me pasa.  Es un círculo que no encuentra su salida. O más bien un fluir que no se expresa y se estanca y da vueltas en sí mismo.  Un temor al ridículo y a mostrarme deficitaria en la articulación de mis ideas y conocimientos.  Creo que es arrogancia y mi falta de humildad. 

Es bastante paradójico porque después de escribir me siento mucho mejor, se me vienen imágenes y sentimientos de agrado y liberación del estancamiento.  ¿Por qué el miedo a esta liberación?  Creo que tiene que ver con la autocensura y la auto represión, malditas opresiones, maldita moral que me hace mal.  Es fuerte la presión externa que luego se vuelve interna. 

Creo que soy bien activa, los pensamientos me fluyen a cien por hora y si no salen de mí, me enferman, o eso creo.  Necesito realizar alguna acción con aquellos pensamientos.  Hablar, escribir, mover mi cuerpo, decidir, todas acciones que me permiten vivir en algún sentido. 

Creo que no lo haría mal como periodista, el pensar en los temas, luego investigarlos y después ir ordenándolos a medida que los voy redactando.  Sería un trabajo bien realizado por mí.  Sólo tengo que ir a la acción, me falta eso.  Cambiar la voz interior que me llama a la inacción y a la autoinvalidación.  Como me dijo una vez Juan Carlos Skewes: “tu problema es que te autoinvalidas”, no recuerdo las palabras textuales.  Pero eso no sé si me habrá ayudado, tal vez sí, tal vez no.  Quiero creer que sí.  Creo que saber que tengo problemas con las imágenes de autoridad, puede ayudarme a sacudir mis sentimientos de incapacidad e inferioridad ante un poder que parece me oprime. 

En los tres años después de mi regreso a Santiago negué la posibilidad de integrarme a los grupos humanos.  Hoy siento la necesidad consciente de integrarme desde algún lugar a la sociedad.  Mucha soledad me ha restado vitalidad y fuerza política.  Y además asertividad.  

De todas maneras, ha sido un proceso que por fin está encontrando algo de luz.  Al menos eso estoy pidiendo a gritos.  Todas estas reflexiones y cosas que siento y pienso son provocadas por algo tan simple como el miedo a escribir.  Es lo que más quiero y a lo que más temo.  Cómo se explica tanta contradicción, tantos opuestos, el deseo y la anulación de ese deseo. 

Según mis explicaciones son los efectos de una cultura castigadora y represora, cuyos productos son paradójicos.  Me he asustado con tantos mensajes anuladores.  Pienso por ejemplo en la arrogancia con que mis pares en la universidad se paraban en la vida.  Sus actitudes me llevaron a tomar la mía propia como de distancia y negación del mundo.           

Lo cierto es que estos fuck fears me han estado frustrando y por ellos y mi necedad tengo que soportar este trabajo decadente e ingrato.  Estoy aburrida del Call Center de cobranza.  Estoy pensando en escribir otras cosas, ser más descriptiva.  Construir mensajes más concretos y no tan intimistas.  Pero he empezado por algo, y, ese paso ya es importante para mí.  Por lo menos estoy practicando la gramática que no es menor.  Vamos a ver que escribiré en el futuro.  

Bien, ya quedan dos minutos para salir y desconectarme de la cobranza.  Hasta el lunes. 

11 de octubre del 2008

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