sábado, 12 de marzo de 2022

La señora

Es un largo sueño, sólo lo recuerdo en pedazos, y los últimos.  Volvía a vivir en un hogar como la cocina de la casa de Imperial.  Un espacio grande, iluminado y confortable. Alrededor existían dificultades.  No recuerdo claramente las escenas. 

En otra escena me encontraba habitando en un departamento de una señora, ocurrían muchas anécdotas.  Finalmente llegaba mi abuela Amelia, mi mamá y alguien más a ver a Pelayo que también aparecía en el departamento de esta señora.  Vienen de Buenos Aires, me traen una boina que confeccionó la Goty.  Dialogamos, les hablo del mensaje de las ancestras, algo así es lo que presiento, es no dejar a nadie al lado, o sea, no excluir.  Algo me entienden.  Se nos amplía la consciencia y se experimenta un entendimiento general.  Nos envuelve un sentimiento de paz, armonía y comprensión absoluta. 

En unos instantes me desaparezco por un rato, bajo a ver si viene la señora, estamos como en un segundo piso o tercero; miro, no viene, miro de nuevo y ahí sí viene.  Subo corriendo las escaleras para que no vea, no sé por qué lo hago así.  En el sueño me digo por qué no quiero que vea, o encontrármela. 

Cuando estábamos arriba todas, Pelayo recibe a mi abuela en sus brazos, le huele el pelo y como que se hipnotiza. 

28 de noviembre del 2004

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